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Tres cafés con historia

Quedar para tomarse un café siempre es un buen plan, pero si se hace en un lugar con historia el aroma se hace mucho más intenso. Hoy te proponemos algunos lugares donde además de tomarte un buen café puedes seguir los pasos de escritores, pintores…etc. en definitiva personajes que dejaron su impronta allí donde se sentaban al calor del mítico y cotidiano café .


1

Café Gijón

(Paseo Recoletos, 21)

Web oficial

Fue fundado el 15 de mayo de 1888 por el gijonés Gumersindo Gómez. En sus inicios era un establecimiento al uso que atraía a los viandantes que se dejaban caer por el Paseo Recoletos sobre todo en verano.

Los acontecimientos políticos y sociales de la época pronto empezaron a protagonizar las conversaciones en sus características mesas de mármol. Su cercanía con el Teatro Príncipe Alfonso (desaparecido en 1898) favoreció que se convirtiera en un lugar de ricas tertulias.

Un momento clave fue la apertura de la terraza frente a local, en la que ese dieron lugar clientes de gran fama. Valle-Inclán huía del masificado Café de la Montaña por su céntrica ubicación en la Puerta del Sol. Santiago Ramón y Cajal solía ir acompañado de algunos de sus alumnos más destacados. Benito Pérez Galdós, padre de la novela realista, solía ir acompañado a tomar café. José Canalejas, abogado y presidente del Consejo de Ministros, en cambio solía utilizar siempre la misma mesa de forma solitaria hasta que fue asesinado en 1912.

Con la llegada del siglo XX, y favorecido por la neutralidad española durante la primera guerra mundial, la ciudad se llenó de aristócratas y personalidades europeas y esto hizo que muchos otros cafés abrieron sus puertas. Entre ellos, destacó el Café Cibeles, que fue promovido por la viuda de Benigno López, un peluquero extremeño que había comprado el Café Gijón en 1916.

En los años treinta, el café estaba frecuentado por los personajes de la farándula de la época. Tocó adaptarse a la pujante moda americana e incluir la barra con taburetes. La guerra civil hizo que muchos de los cafés que eran la competencia directa del Gijón cerraran sus puertas, sin embargo este abría para dar comidas a los oficiales franquistas.

Durante la dictadura se dieron cita algunos personajes de dudoso compromiso con el régimen. Fue precisamente en este momento cuando el local sufrió una de sus grandes reformas acometida en 1948 por el arquitecto Carlos Arnichés Moltó. Un año más tarde se creo un certamen de novela corta promovida por el joven actor Fernando Fernán Gómez. En 1955 se escribió el primer libro ambientado en este lugar, Crónica del Café Gijón, de Mariano Gomez Santos que no tuvo buenas críticas.

La fama iba en aumento y pronto autores y artistas internacionales se acercaron al café. Ya no era solo café, whisky y vermuts se podían degustar en este establecimiento llamando la atención de Truman Capote, Orson Welles o Ava Gardner, que vivío durante un tiempo en la ciudad.

En una época más reciente Francisco Umbral en 1972 publicó La noche que llegué al Café Gijón, donde daba su visión personal del café en los años sesenta y setenta. En 1988 se celebró el centenario del establecimiento y Sara Montiel le dedicó una de sus canciones, Café Gijón.

Tertulias de literatos y pintores, lugar de encuentro de actores y directores y emblema de la oposición en épocas de represión. Hoy en café Gijón sigue siendo un emblema de la vida social madrileña.


2

Café Pombo

(Desparecido)

Se localizaba muy cerca de la Puerta del Sol, en el número 4 de la Calle Carretas. Un lugar donde  a finales del siglo XIX se localizaban catorce afamados cafés de la capital, por ejemplo Café de Fornos o el Suizo (uno en frente de otro en Calle Alcalá con Calle Virgen de los Peligros).

Debió su gran fama a las tertulias del sábado por la noche de Ramón Gómez de la serna hasta su exilio a Argentina en 1942, cuando desapareció. La tertulia de Gómez de la Serna se inició en 1912. En origen se trataba de una Botillería, tienda donde vendía bebidas y helados.  El local tenía una doble entrada abierta a un gran salón, que daba paso cinco salas y acceso a los sótanos donde se reuniría la tertulia de la ‘sagrada cripta’. Josep Pla lo describió como un café silencioso y ochocentistas, con mesas rectangulares de mármol para cuatro personas, alargado, con forma de túnel, de techo abovedado y unos espejos anacrónicos en las paredes de un color melancólico.

Curiosidad: el artista Gutiérrez Solana pintó en 1920 la ora La tertulia del Café del Pombo que fue donado por el propio Gómez de la Serna al Museo Reina Sofía, donde se puede contemplar hoy en día.


3

Café Central

Plaza del Ángel, 10

Web oficial

Mucho más moderno es el Café Central, a penas 36 años se ha convertido en uno de los referentes. En un establecimiento comercial que había sido una tienda de cristales, marcos y espejos entre 1908 y 1981.

La actividad cultural de este café se centra en la música. En estos tres decenios han desarrollado más de 13.000 conciertos.  Tal cual apuntan en su página web Todos los estilos del jazz, todas las fusiones posibles, todas las variantes de la música tienen cabida, tienen un tiempo y un espacio sobre nuestra tarima, la única condición es la calidad.  

En febrero de 1991 la revista británica WIRE, en su lista de los mejores clubs de jazz europeos el Café Central figuraba en octavo lugar. Hoy en día esta considerado un lugar de referencia entre los Café Musical de nuestro país con un importante cartel de artistas internacionales.


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